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Cómo lograr la Mente Sabía y aprender a regular nuestras emociones

 

En este post quiero introducirlos en el maravilloso mundo de la Terapia Dialéctico Comportamental. Este tipo de enfoque terapéutico es una de mis favoritos porque en lo personal me ha sido de ayuda para lograr regular mis emociones y porque en lo profesional he visto durante años a muchos consultantes progresar utilizando las herramientas que dicha terapia enseña. La Terapia Dialéctico Comportamental fue creada originalmente para ayudar a personas con Trastorno Límite de Personalidad, es decir personas a las que les cuesta mucho regular sus estados emocionales y con una marcada tendencia a la impulsividad. Esta terapia le enseña a las consultantes (y voy a escribir en femenino ya que la mayoría son mujeres) una serie de habilidades para que logren regular sus estados emocionales, tolerar el malestar y ser más efectivas en sus relaciones interpersonales. Pero no es necesario tener un trastorno psicológico para aprender las habilidades que ésta terapia propone. Personas que no tienen ningún trastorno psicológico también se ven beneficiadas por éste enfoque.

La Terapia DBT enseña una serie de habilidades que son versiones psicológicas y conductuales de prácticas espirituales orientales. Éstas habilidades tienen como objetivo principal que las consultantes aprendan a controlar sus estados emocionales mediante un entrenamiento de la mente. Es decir que aprendan a tener el control de su propia mente y no que su mente las controle a ellas. Esto se logra con la práctica de una serie de ejercicios y meditaciones (Mindfulness) que le ayudan a las consultantes a ir logrando poco a poco controlar sus procesos de atención: a qué le prestan atención, de qué modo y durante cuánto tiempo. Implica aprender nuevos modos de relacionarnos con nuestras emociones y pensamientos, al cambiar la forma en como «atendemos» a lo que sucede en nuestro mundo interno y externo se logra modificar la forma en como reaccionamos conductualmente. Se trata de un proceso que lleva tiempo, práctica y constancia.

Desde ésta perspectiva se plantea la existencia de tres estados mentales fundamentales: la «mente racional», la «mente emocional» y la «mente sabia».

Una persona se encuentra en «mente racional» cuando se enfrenta al conocimiento de forma intelectual, piensa de forma racional y lógica, atiende a hechos empíricos, planea su conducta, concentra su atención y permanece «fría» frente a los problemas. La mente racional puede ser muy beneficiosa. Sin ella, la gente no construiría casas, carreteras o ciudades; no podríamos seguir instrucciones, resolver problemas lógicos, ser científicos o dirigir reuniones. La mente racional aflora con más facilidad cuando la gente se siente bien y con dificultad cuando se está en una situación que genera malestar y emociones displacenteras.

En cambio decimos que la gente se encuentra en «mente emocional» cuando las emociones tienen el control, cuando éstas influencian y controlan el pensamiento y la conducta.  En la «mente emocional», las cogniciones están «calientes»; el pensamiento razonable, lógico, es difícil; los hechos están amplificados o distorsionados para ser congruentes con el afecto del momento; y la conducta también es congruente con ese estado emocional. La mente emocional puede ser muy beneficiosa. El amor intenso (o el odio intenso) ha sido el motor de grandes actos en la historia de la humanidad. La devoción o el deseo intensos nos motivan a perseverar en tareas difíciles, a sacrificarnos por los demás (por ejemplo, madres que atraviesan el fuego para salvar a sus hijos). Una cierta cantidad de mente emocional es deseable. Los problemas de la mente emocional aparecen cuando los resultados son positivos a corto término, pero negativos a largo término, o cuando la experiencia en sí es muy dolorosa o conduce a otros estados y acontecimientos dolorosos.

La mente emocional se acentúa con: 1) la enfermedad; 2) la falta de sueño, el cansancio; 3) las drogas, el alcohol; 4) el hambre, el exceso de comida, una nutrición deficiente; 5) el estrés ambiental (demasiadas demandas); y 6) las amenazas ambientales.

En tanto la mente racional no tiene en cuenta las emociones y la mente emocional no tiene en cuenta la lógica, es deseable lograr un equilibro, una integración de ambas mentes que permita conocer el mundo y a nosotros mismos a través de un tipo de conocimiento más sabio. Este conocimiento sabio se logra a través de la «mente sabia» que es la integración de la «mente emocional» y la «mente racional». Pero además, va más allá de ellas, ya que añade conocimiento intuitivo a la experiencia emocional y al análisis lógico.  Cuando se está en Mente Sabia la gente sabe que algo es cierto o válido. Esta certeza va acompañada de una sensación de seguridad y tranquilidad. 

La sabiduría, la mente sabia o el conocimiento sabio dependen de la integración de las distintas maneras de conocer algo: conocer mediante la observación, conocer analizando lógicamente, conocer experimentando nuestros cuerpos (experiencias sensoriales y cinestéticas), conocer mediante lo que hacemos y conocer por intuición. Se trata de un conocimiento que es más que razonamiento y más de lo que se observa directamente. Tiene cualidades de experiencia directa; conocimiento inmediato; comprensión del significado o verosimilitud de un hecho sin tener que analizarlo intelectualmente y «un sentimiento profundo de coherencia»

Todo el mundo tiene una mente sabia; algunos simplemente no la han experimentado nunca. Por otro lado, nadie está en «mente sabia» todo el tiempo. La mente sabia puede ser la calma que sigue a la tempestad, una experiencia que siga inmediatamente a una crisis o a un caos enorme. De repente se llega al quid de la cuestión, viendo y sabiendo algo de forma clara y directa. Es captar la totalidad de algo cuando antes sólo se entendían las partes. Es «sentir» la solución a un dilema, cuando el sentimiento procede del interior más que de un estado emocional.

Mente emocional frente a mente sabia: cómo distinguirlas. Tanto en la mente emocional como en la mente sabia se «siente» algo. La intensidad de las emociones puede generar experiencias de certeza que se parecen a la certeza fría y estable de la mente sabia. No se dispone de una solución sencilla. Si la intensidad de las emociones es evidente, cabe sospechar que no se trata de la mente sabia. En estos casos hay que tomarse un tiempo, si la certeza permanece, especialmente si una se siente tranquila y segura, posiblemente se trate de la mente sabia.

CÓMO LOGRAR LA MENTE SABÍA

Las habilidades de conciencia son el vehículo que usamos para entrenar la mente y nuestros procesos de atención con el fin de equilibrar la «mente emocional» y la «mente racional», es decir, para conseguir la «mente sabia».

Se trata de tres habilidades “qué” en el sentido de qué es lo que hay que hacer:

Observar

Describir

Participar

y de tres habilidades «cómo», en el sentido de cómo hay que hacerlo:

Adoptar una postura no sentenciosa

Centrarse en una cosa por vez

Ser efectivo

En este artículo detallo de qué se tratan cada una de ésas habilidades.

 

Fuente: Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite (Autora: Marsha Linehan)

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