Saltar al contenido

El miedo y su función adaptativa. Claves para identificar esta emoción.

Si los seres humanos no tuviésemos la capacidad de sentir miedo ya nos hubiésemos extinguido hace siglos. El miedo es una de las emociones más básicas e importantes. Nos ha permitido la supervivencia hasta el día de hoy. Imaginen a nuestros antepasados de la era de piedra, gracias al miedo podían reaccionar adecuadamente ante un depredador para luchar o huir por su vida. El miedo, como toda emoción involucra aspectos fisiológicos, cognitivos y conductuales. Cada emoción cumple una función y en el caso del miedo, lo que hace es advertirnos de un peligro y prepararnos para enfrentarlo, mediante las respuestas de lucha, parálisis o huida. Esta emoción tiene un componente biológico y evolutivo importante, lo que es evidente porque la compartimos con los animales y además es universal, es decir se presenta de la misma manera en todas las culturas. Si bien hay un componente evolutivo importante, es gracias al lenguaje y a nuestros contextos socioculturales que podemos saber que un tiburón, un alacrán o ciertas especies de arañas pueden ser peligrosas. Que cosas son peligrosas y cuales no es algo que aprendemos desde niños, nos lo enseñan nuestras familias de forma directa o indirectamente, es decir nos lo dicen con palabras y gestos o lo aprendemos a través de la experiencia (por ejemplo algunas personas aprenden a tenerle miedo a las arañas porque veían en su infancia a alguno de sus padres gritar desesperadamente cada vez que aparecía alguna). A su vez hacemos aprendizajes respecto de lo que es peligroso para nuestra vida en el colegio y otros contextos a medida que vamos creciendo. De esta forma el miedo se va complejizando cada vez más. Ya no le tenemos miedo sólo a lo que podría poner en riesgo nuestra vida. Empezamos a tener miedo ante un exámen, a perder el trabajo, a engordar, a que nos rechacen, etc.

El miedo y la ansiedad son muy similares. Algunos autores prefieren utilizar la palabra miedo para referirse a situaciones donde el peligro es el riesgo de vida. Pero como popularmente usamos esta palabra para muchas situaciones y con fines psicoeducativos, voy a usar estos dos términos de manera indistinta. Tanto el miedo como la ansiedad cumplen una función adaptativa. Así como el miedo nos permite mantener a salvo nuestra vida, un nivel adecuado de ansiedad nos va a permitir tener una mayor concentración ante un examen, o llegar al máximo de nuestro rendimiento físico en una maratón. Al sentir miedo o ansiedad y dependiendo de la intensidad de la emoción, se desencadenan toda una serie de respuestas fisiológicas que pueden ser muy adaptativas. Por ejemplo, nuestro pensamiento se acelera y nos ayuda a evaluar la amenaza rápidamente y a tomar decisiones inmediatas, esto puede ser muy útil si estás en el trabajo y surge una emergencia (sería el caso de un médico que debe salvarle la vida a un paciente recién ingresado). 

Por otro lado, la respiración se hace más rápida y superficial para tomar más oxígeno y esto permite que el cuerpo se prepare para la lucha o huida. El corazón se acelera y sentimos palpitaciones, de esta manera nuestro corazón envía más sangre a los músculos y nos prepara para salir corriendo o luchar. Si estamos ante un Tsunami o en medio de un terremoto esta reacción de nuestro cuerpo es útil y nos va a permitir correr más rápido para ponernos a salvo. 

En ocasiones la ansiedad se convierte en un problema. Esto sucede cuando es muy elevada para la situación que está ocurriendo llevándonos a sentir un  malestar significativo que nos impide actuar correctamente. 

ALGUNAS CLAVES PARA IDENTIFICAR ESTA EMOCIÓN

Vamos a ver a modo de ejemplo algunos eventos en los que es posible sentir miedo. Vale aclarar que no hace falta que esté ocurriendo una situación en tiempo real para sentir miedo, las personas gracias al lenguaje y nuestra capacidad de simbolización podemos imaginar algo y reaccionar emocionalmente como si esa situación estuviese sucediendo en el momento presente.

Entonces teniendo en cuenta esto,  puede que sientas miedo si 

  • Tu vida, tu salud o tu bienestar (o los de un ser querido) están amenazados 
  • Tienes flashbacks o escenas retrospectivas que vienen a la mente de alguna situación traumática 
  • Te encuentras en una situación desconocida
  • Tienes que desempeñarte delante de otros (por ejemplo, en la escuela o en el trabajo), lo que subyace a esto es el miedo a que se burlen, piensen mal de ti, o te rechacen… 
  • Te encuentras solo/a (por ejemplo, al caminar de noche por una zona oscura, o quedarte sola en tu casa o en una casa que no conoces).
  • Vives una situación donde estás siendo amenazado, herido (física, verbalmente, psicológicamente, etc). o en la que suceden cosas dolorosas
  • Ves a otras personas ser amenazadas, heridas o en las les están sucedido cosas dolorosas.
  • Estás en una multitud (e interpretas que puede pasar algo malo)
  • Quieres perseguir tus sueños e imaginas en la posibilidad de no alcanzarlos.  

Interpretaciones de eventos que desencadenan sentir miedo. CREER QUE:

  • Puedes morirte o te estás muriendo.
  • Pueden lastimarte, dañarte o que puedes perder algo valioso.
  • Alguien podría rechazarte, criticarte, desaprobarte o no caerle bien.
  • Existe la posibilidad de que fracases; anticipar una frustración.
  • Pasarás vergüenza.
  • No encontrarás la ayuda que deseas o crees necesitar.
  • Podrías perder la ayuda o asistencia que ya conseguiste.
  • Podrías perder algo o a alguien que deseas, pensar que lo bueno se va a terminar.
  • Perderás el sentido de control; que estás desvalido/a.
  • Perderás el sentido de dominio o competencia.

Cambios biológicos y experiencias del miedo 

  • Transpirar. Diarrea, vómitos.
  • Sentir nervios, ansiedad, o intranquilidad.
  • Sentir pesadez o tensión abdominal.
  • Estremecerte, tiritar o temblar. Sentir escalofríos, transpirar frío o tener la piel erizada.
  • Lanzar miradas rápidas alrededor. Querer evitar cosas o salir corriendo.
  • Sentir ahogo, un nudo en el pecho o estómago.
  • Tener ganas de gritar o pedir ayuda.
  • Falta de aire, respiración agitada.
  • Tensión muscular, entumecimiento.

Expresiones y acciones del miedo

  • Hablar de manera nerviosa o temerosa, con un tono de voz tembloroso o quebradizo.
  • Hablar menos o quedarte sin habla.
  • Ponerte hipervigilante
  • Llorar o gritar.
  • Que tiemble la voz.
  • Suplicar o pedir ayuda.
  • Congelar la mirada.
  • Escapar, huir.
  • Diarrea, vómitos.
  • Correr o caminar apurado.
  • Pelos erizados.
  • Esconderte o evitar lo que temes.
  • Tratar de no moverte. Paralizarte.

Consecuencias del miedo

  • Volverte desatento.
  • Perder el control.
  • Estar en extremo vigilante a las amenazas.
  • Aislamiento
  • Perder la capacidad para concentrarte.
  • Estar desorientado/a.
  • Arrancarte el pelo/morderte las uñas
  • Recordar y rumiar sobre otros momentos amenazantes, otros momentos en donde las cosas no salieron bien.
  • Imaginar la posibilidad de más pérdidas o fracasos.
  • Estar aturdido/a.
  • Despersonalizarte (Desconexión de uno mismo, desorientación, sentir que uno va a enloquecer) 
  • Desrealización (desconectarse de la realidad exterior) 
  • Aletargamiento 
  • Angustia 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *