“Superar” el perfeccionismo es casi imposible ya que este es un rasgo de personalidad y cambiar la personalidad de uno tiene ciertas limitaciones, es decir se pueden mejorar algunas cosas pero no cambiar la personalidad por completo. Lo que sí es posible es flexibilizar tu manera de pensar y desarrollar una serie de habilidades que te permitan soltar el control, tolerar el malestar y disminuir el impacto que el perfeccionismo tiene en tu autoestima.
Hay dos tipos de perfeccionismo, uno saludable y otro llamado desadaptativo (“insano”). Este último genera un elevado malestar, puede llevarte a procrastinar y por ende a demorarte más tiempo en lograr tus objetivos, o que en ocasiones abandones el intento de lograrlos. También es posible que dediques todo tu tiempo y energía a una meta y descuides otras áreas valiosas de tu vida, pagando un elevado costo personal, físico y mental.
Además las personas sumamente perfeccionistas no suelen disfrutar por mucho tiempo sus logros ya que rápidamente se imponen una meta aún más alta y con el correr del tiempo terminan con una sensación de insatisfacción constante. En algunos casos el perfeccionismo también puede traer problemas en las relaciones interpersonales. Ya que algunos perfeccionistas exigen a su entorno que hagan las cosas a su manera.
Lo que tienen en común ambos tipos de perfeccionismo es el deseo de alcanzar la excelencia. Pero los perfeccionistas saludables no ven afectada su autoestima ya que no interpretan sus errores como una falta de valía personal. Además se enfocan más en los procesos (“el camino”) que en los resultados y tienen menos miedo al fracaso. Perciben sus equivocaciones como una oportunidad de aprendizaje y toleran mejor el malestar. Esto en parte gracias a que tienen una forma de pensar más realista, flexible y menos catastrófica.
Los perfeccionistas saludables se caracterizan por tener lo que algunos autores llaman “esfuerzos perfeccionistas”, esto significa que hay motivación y esfuerzo por alcanzar las metas y en general esto les funciona y estas personas se sienten satisfechas. En cambio, en el perfeccionismo «insano» existen las “preocupaciones perfeccionistas”, que generan ansiedad, desmotivación y muchas veces procrastinación.
Hoy en día hay cierto consenso científico respecto a que el perfeccionismo es un rasgo de personalidad multidimensional. ¿Qué significa esto? que en ocasiones se puede estar en un extremo relativamente saludable y en determinados momentos o áreas específicas de la vida estar en el otro extremo. Además una persona puede ser perfeccionista en una o dos áreas de su vida (por ejemplo, lo académico y lo laboral) o ser perfeccionista en todo o casi todo (lo académico-profesional, encontrar una pareja perfecta, tener un cuerpo perfecto, la familia perfecta, etc.)

Otra diferencia importante es que los perfeccionistas saludables son más amables o compasivos consigo mismos y los desadaptativos se hunden en una feroz autocrítica que disminuye su autoestima (a la vez que la baja autoestima lleva a la autocrítica, generando una especie de “círculo vicioso”)
QUÉ TÉCNICAS Y HERRAMIENTAS FUNCIONAN SEGÚN LA CIENCIA
Por suerte hay una serie de técnicas y herramientas de terapia cognitivo conductual que ayudan a pasar de un perfeccionismo desadaptativo a uno saludable. Estas han sido probadas científicamente y son altamente efectivas. Son las siguientes:
- La reestructuración cognitiva: ayuda a identificar pensamientos poco realistas o “catastróficos” y modificarlos por otros más objetivos, útiles y optimistas.
- El mindfulness: apunta a focalizar la atención en el momento presente, y contribuye a reducir los niveles de ansiedad y tolerar mejor el malestar.
- La “técnica de los 2 minutos”: ayuda a las personas a salir de ese estado de ensimismamiento llamado “rumiación”, donde el pensamiento se enfoca en eventos negativos y la autocrítica.
- La técnica de resolución de problemas: es una estrategia que apunta a identificar posibles soluciones a una situación problemática y ponerse en acción.
- La práctica de la autocompasión: apunta a brindarnos un trato más amable, entendiendo que somos seres humanos imperfectos.
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